Páginas

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Qué quieres decirme?
Ahora que me has dicho adiós, ¿dónde están los poetas?
¿Dónde están las frases que me miraban con tus ojos?, marrones, como dos caramelos. 
Tus ojos, siempre llenos de dulce, siempre llenos de un "dios, te adoro". 
No había día en que esos ojos no me adoraran, por eso te quise tanto.
Llegué a no saber de mi corazón porque fue tan tuyo... porque quería estar tanto a tu lado que ya no lo sentía dentro. Te he dado tanto que ahora que te has ido tengo que reconstruirme, no me quedó nada, He amado la cuerda que me ataba al desfiladero y ahora, al caer, tengo por delante una muerte segura.
Te juro que olía el perfume que dejabas en el aire cuando andabas delante de mi, he sido el aire que te mecía el pelo, he sido el sudor de mi corazón latiendo contra el tuyo. No me beses más. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012


Durmiendo, durmiendo, el mundo se va durmiendo.


La mente dormida, bajo un cúmulo de situaciones, un cúmulo tan pesado como grueso, un cúmulo que tiene masa y volumen. No entiendo donde estoy, ¿qué soy?.
Si pudiera volver atrás no lo haría, podría mentir diciendo que ese cúmulo del que hablo tiene algún encanto que solo el poseedor comprende. El cúmulo me asfixia, no me deja y no lo asimilo. Prefiero que el mundo se duerma, porque así siento paz, así no me ahogo de ninguna forma y el cúmulo desaparece.

sábado, 18 de febrero de 2012

Nemo

Tengo una vida, es mía, la poseo, la moldeo, la absorbo, la saboreo, cada segundo es un sabor, cada reacción es un sabor, cada llamada puede cambiar el rumbo de una vida, una sola palabra puede apartar a la persona que podía haber sido el pilar de tu existencia de tu vida, pensémoslo, esto no es un juego, no hay ningún truco, ¿por qué nos empeñamos en buscarle los tres pies al gato? ¿Conseguimos así dar algún sentido a algo que nos asusta o que no podemos definir?
Sí, esa es la respuesta, la vida nos asusta, aun siendo el mayor milagro que existe (no hablo de divinidades ni mucho menos). La vida nos asusta y no sabemos cómo afrontarla, intentamos ponernos a nosotros mismos una especie de pistas aunque sospechemos que no van a servir de nada, yo lo hago, me digo: "Teresa, aprovecha cada momento, vívelo" y es cierto, hay que hacerlo así, pero ¿por qué me lo tengo que decir? Quiero decir, si de verdad viviera no tendría que andar recordándome que necesito vivir el momento, entonces, ¿somos alguien? ¿vivimos? ¿o solo soy un producto de la imaginación de una niña de ocho años?